La afición musical

Hoy quisiera escribir estas letras en un pentagrama. No cabe duda, y los aficionados pueden confirmarlo, de que la música es una experiencia de ocio placentera que tiene un fin en sí misma, aunque también pueda ser útil para el descanso o mucho más. Una buena base musical te prepara para la vida y te impregna de una visión artística que necesitamos.

Cuando pienso en la afición musical, recuerdo la importancia que tuvo en la antigua Grecia para la formación de la persona. La música, junto con la gimnasia, era parte esencial de la educación de los primeros ciudadanos de la democracia. En aquel tiempo se hablaba de  las artes músicas, donde se incluía la poesía y la danza. La música, en sentido estricto, se consideraba un medio para disciplinar la mente. En sus ritmos y melodías se encontraban similitudes con sentimientos expresivos tales como la cólera, la dulzura, el coraje, la templanza y otras manifestaciones del alma en general.

Hoy se piensa algo semejante desde la musicoterapia, ámbito donde se investiga sobre los efectos de la música y su capacidad para aliviar enfermedades neurológicas, síntomas depresivos o dolorosos, ansiedad crónica y un largo etc. Al hablar de la afición musical, una de las formas de ocio valioso, conviene diferenciar el tipo de música al que nos estamos refiriendo, porque una de las características del ocio maduro es la especialización. Por eso no me ha extrañado que, entre las personas que consideran la música como su principal afición, todas ellas se refieran a un estilo de música concreto: pop-rock, jazz, música clásica, ópera o cualquier otro.

Es más, junto a ese gusto especializado, todos conocemos la diferencia que existe entre los aficionados expresivos, es decir, que disfrutan tocando o expresándose a través de la música, y los que solamente gozan escuchándola, los aficionados receptivos. Aunque lo normal es que los primeros también gocen de lo segundo, las estadísticas nos dicen que, en la actualidad, solo una minoría es capaz de tocar un instrumento o utilizar su voz como un medio de expresión satisfactorio. Es una pena.

En el disfrute de la música no importa tanto el tipo de música preferida, lo que más incide es el periodo de formación. De cualquier modo, el acceso a ciertas músicas, como pop-rock o jazz, es más rápido que a otras. Pienso en la música clásica o la ópera. Aún así, llegar a las preferencias de cada cual siempre lleva un tiempo largo y un proceso.

Todo esto lo he podido ver al estudiar con detalle múltiples casos relacionados con el sentido de las aficiones maduras. Pienso que el acceso masivo a la música, gracias a las últimas tecnologías, nos alerta sobre la calidad de nuestras aficiones. El disfrute no está en el cambio continuo, sino en la profundización. El conocimiento de un estilo musical, sus raíces, su evolución y sus semejanzas con otras músicas nos enriquece. El buen aficionado no cambia de preferencia de un momento a otro, deja que la música se asiente en el fondo de su ser y, luego, se deja llevar.

 

Manuel Cuenca Cabeza 15/05/2022

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