Me llamo Manuel Cuenca Cabeza, nací en Lucena (Córdoba – España) y desde 1969 vivo en el País Vasco. Aquí vine para estudiar en la Universidad de Deusto y me casé con una compañera de clase, Marisa Amigo. Desde entonces vivo en Bilbao. Tenemos tres hijos y, por el momento, seis nietos.
Cuando era niño decía que quería ser educador y, con el paso del tiempo, he tenido la suerte de haber hecho realidad ese sueño e impartir clases en casi todos los niveles educativos: primaria, bachillerato, grados universitarios, postgrados, doctorado y educación permanente de adultos. Me resultaría imposible decir en qué nivel disfruté más, todos ellos corresponden a distintos momentos de mi vida y fueron igualmente gratos.
Pensando en realizar mi vocación estudié Magisterio en Córdoba, Filosofía y Letras en Deusto y me doctoré en Filología Románica en la Universidad de Navarra. Estos estudios y otros complementarios me permitieron profundizar en distintas disciplinas de carácter pedagógico y cultural: Didáctica general, Ocio, Pedagogía del ocio, Personalismos pedagógicos, La Leyenda de los Infantes de Lara ( objeto del trabajo fin de grado y de mi tesis doctoral), Juego y Educación, Teoría del ocio…
Actualmente soy Catedrático Emérito en la Universidad de Deusto. Hasta 2011 fui el Director del Instituto de Estudios de Ocio de esta universidad, un centro que puse en marcha en 1988 y que permitió introducir los Estudios de Ocio en la universidad española. Como se puede ver en el apartado sobre publicaciones, en mi currículo aparecen diversos libros, así como numerosos capítulos de libro y artículos de investigación relacionados con el tema del ocio y de la educación. Mayoritariamente son publicaciones en español, pero una parte de esta producción académica se ha editado en portugués, euskera, inglés y, puntualmente, en otras lenguas.
Como investigador he dirigido diversos equipos reconocidos oficialmente, tanto por la Universidad de Deusto como por otras agencias autonómicas y estatales. También he promovido la creación de las redes de investigación Otium y OcioGune. De la red Otium forman parte trece universidades de nueve países iberoamericanos y la red OcioGune reúne a 9 equipos de investigación de diferentes universidades españolas. En ambos casos el objetivo central fue desarrollar acciones de investigación, innovación, formación y difusión sobre el tema del ocio y su relación con el desarrollo humano.
Ahora, que tanto se habla de innovación y emprendimiento, me doy cuenta de que ambos han sido una constante en mi curriculum profesional. Al impulso y promoción de equipos y redes de investigación que he comentado anteriormente, se pueden añadir otras experiencias llevadas a cabo a lo largo de los años. Sin querer ser exhaustivo, a continuación señalo algunas de ellas:
- Implantación del Sistema de Educación Personalizada EDIG y la Academia de la Lengua Infantil en el Colegio Gaztelueta (Getxo – Vizcaya).
- Impulso y coordinación de las Jornadas Culturales de la Facultad de FICE- Deusto durante 10 años.
- Fundación del Instituto de Estudios de Ocio y del Centro de Documentación ADOZ- Deusto.
- Creación y dirección del programa de doctorado Ocio y Desarrollo humano, impartido en la UD ininterrumpidamente desde 1988.
- Promoción y dirección de la Cátedra sobre Ocio y Discapacidad.
- Creación de diferentes titulaciones de postgrado: Másteres, Expertos y cursos de especialización, algunos todavía en vigor.
- Creación y dirección de la colección de publicaciones Documentos de Estudios de Ocio.
- Creación y promoción de cinco programas de Extensión Universitaria asociados a los Estudios de Ocio y vigentes en la actualidad.
- Impulsor de múltiples Jornadas, Encuentros y Congresos científicos relacionados con el tema del ocio y el desarrollo humano, entre ellos uno mundial y otro europeo.
Lo más importante de todos estos proyectos ha sido para mí la oportunidad que me han dado de conocer, convivir y ayudar a numerosas personas. Muchas de ellas consiguieron su puesto de trabajo al especializarse en estos temas. Soy consciente de que los logros conseguidos se debieron al trabajo en equipo que siempre impulsé. Sin el esfuerzo aunado e interdisciplinar de quienes participaron en cada proyecto no se hubiera podido hacer nada. Tampoco hubiese sido posible superar los obstáculos de todo tipo que toda propuesta innovadora encuentra en sus momentos iniciales.
Ahora me alegra mirar hacia atrás y ver que todas esas personas a las que me refiero, y que en su momento fueron una parte esencial de los proyectos innovadores mencionados, me siguen regalando su amistad. Cada día me pregunto qué puedo hacer para seguir ayudándolos y, al mismo tiempo, para continuar aprendiendo de ellos y de la gente que me rodea. De ahí que haya pensado aprovechar la oportunidad que nos brinda Internet y me haya animado a abrir un nuevo horizonte que quisiera explorar.